Es extraño ser consciente de que estás en el mundo porque un día, hace mucho tiempo, alguien fue arrancado de su hogar, de su tierra, y que si eso no hubiera sucedido, tú no existirías. Es significativo que uno sea lo que es por cosas que ni siquiera imagina, sucedidas tantísimo antes de nacer. Nuestras vidas están hechas de esa clase de cosas. Cosas que algunos logran convertir en literatura, y otros en meros panfletos.
Pensemos en esas casualidades inverosímiles que llenan las páginas de Dickens. Mero folletín victoriano, pensamos; pero nos encantan. Porque otorgan un sentido a las vidas de los personajes, porque conceden las explicaciones que la vida real nos oculta, porque uno ve que a pesar de todo, de las circunstancias presentes y las pasadas, es posible continuar en pie y que ello se verá recompensado, si no con la felicidad suprema, sí al menos con el conocimiento de los hechos. Y a menudo poder entender algo es más que suficiente para poderlo digerir mejor.
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